domingo, 23 de marzo de 2014

Primeras vacaciones de madres

Nunca me molestó la soledad. Antes de conocer a mi pareja me llevaba bárbaro con ella, me encantaba estar sola, hacer cosas conmigo misma. Veraneaba sola, iba sola al cine, a bares. Cuando lo conocí tuve que aprender a compartir mi soledad, digamos que era tirando a fóbica. Ahora que nos vamos de vacaciones con nuestro hijo por primera vez, la soledad acecha: me da miedo estar solos con el bebé. Convengamos que un bebito te agota, "son vampiritos energéticos" decía un profesor de yoga y la verdad es que pensar en tenerlo las 24 hs del día sin nadie más con quien compartirlo que nosotros dos, en principio me agobia. Acá están la niñera, los vecinos, los amigos, la abuela, pero en una cabaña en medio de la sierra de Córdoba mmm... Ahora extraño mi estar sola con migo o solos con mi marido. Será el cansancio, o que una añora lo que ya no tiene o será que tengo que aprender a compartir nuestra soledad con nuestro hijo. Ahora solos adquiere una nueva connotación: antes éramos nosotros dos, con nuestros planes de pareja, nuestras rutinas, nuestros gustos y también con nuestras vacaciones. Nos encantaba viajar, pero ahora con un bebé de 6 meses me agobia pensar que quizás nuestras vacaciones no sean lo que hasta ahora entendíamos por eso. 
A menudo hacemos el chiste de que nuestro hijo está en un all inclusive, come, toma, duerme, es bañado y mimado a su gusto y que nosotros somos sus sirvientes. Asi que cómo no temerle a estas 24 hs de convivencia durante 7 días. Además de eso está el viaje en avión, ¿se lo bancará bien?, el viaje en micro hasta Los Reartes ¿y si se larga a llorar? ¿y si me olvido algo de todo lo que tengo que llevar?. Vamos a un pueblito ínfimo así que embalé pañales, leches, ropa.
Fuimos, estuvimos y volvimos. Me olvidé el chuepete de repuesto (solo tenía uno que estaba rajado en ambos extremos, así que muchas veces lo miré con un miedo a que se me rompiera en el medio de la noche... pero no pasó). Al final la pasamos bien, tuvimos días mejores y peores. Disfruté de que mi hijo tuviera contacto con la naturaleza desde temprano, tuve algunos momentos de silencio y tranquilidad en medio de los árboles y alguna noche de conexión con mi marido, como antes. Volvimos sanos y salvos los tres, y me di cuenta de tres cosas: mi bebé se super adapta a nuestros planes; cuando yo descanso soy otra, tengo paciencia, buen humor y ganas de jugar con él; y cuando me bebé tiene un mal día yo tengo también.

Este post va dedicado a mi amiga Nati y a los buenos y no tan buenos momentos de nuestras primeras vacaciones como madres.

2 comentarios:

  1. Gracias amiga por este blog! Qué momento!!! Yo nunca fui de planificar demasiado más bien me dejaba llevar bastante por las situaciones del nuevo lugar. Y ahora descubrí que la maternidad me acompaña con dos nuevos comienzos de frases cuasi todo el tiempo: "Por si..." y "Pero si..." El "Por si..." implica un incremental de bulto a donde me dirija. Por si tiene frio, por si se aburre, por si se mancha... y el "Pero si..." provoca un incremental a mis miedos e inseguridades que hacen muuuuuy dificil el disfrute: pero si no se adapta? pero si no le gusta? pero si le pasa algo? (vale aclarar que el pero si puede ser reemplazado por el "y si") Por eso este blog me generó una empatía totaaaal con la situación!!!

    ResponderBorrar
  2. Te acordás cuando David nos decía "qué creen que les va a costar más?". Soltar el control era sin duda una de nuestras respuestas más repetidas. Creo que siendo hay que ejercitar soltar un poco, porque quién no quiere divertirse en vacaciones?

    ResponderBorrar