miércoles, 7 de enero de 2015

Primerizas sobre ruedas

Como regalo de Navidad obtuve mi licencia de conducir. Este era mi segundo intento en una academia de manejo, sólo que compliclada por las vicisitudes de madre primeriza. Me había cansado de lidiar con los taxis y no me le animo al colectivo porque además de levantarlo a mi bebé y sus once kilitos, debería levantar al carrito, el bolso y mi cartera, todo eso cuesta arriba con una ballena con ruedas en movimiento. Y convengamos que los colectiveros tampoco se caracterizan por su amabilidad en esta ciudad. También me había cansado de tener un auto en la puerta de casa y no poder usarlo. Así que me había propuesto, contra viento y marea, conseguir mi licencia en el 2014 y abrirme paso a la libertad.

El teórico me desvelaba más que el práctico. Y eso era bastante ridículo porque teniendo una carrera universitaria encima que me había llevado a tragar pilas de libros durante años, nadie podía entender mi susto. Pero este examen era distinto, yo me sentía fuera de circulación, hacía mucho que había dejado las pistas del estudio, y hacerlo en este contexto de mujer mamá que no recupera las horas de sueño porque llora su bebé o ella porque se separó, me resultaba un verdadero desafío.

El práctico lo rendí un día antes de Navidad con dos mujeres más que resultaron un verdadero acompañamiento y contención. Las tres (una adolescente, otra de cuarenti y yo de treinti) le temíamos por igual a la maniobra de estacionar y a los gritos que nos pudieran proferir los veedores. Podría decirse que nos hermanaba el mismo sentimiento de primerizas y la misma vulnerabilidad. Sin embargo, salimos airosas y ni siquiera mi sandalia rota y precintada con cinta scotch y bandita elástica logró amedrenatarme. 

Lo dice la ley 24.449 las tres deberemos llevar esa P que nos designa como primerizas sobre ruedas. Las tres deberemos aprender a abrirnos camino en este enjambre de autos y urgencias que son las calles de nuestra bendita Buenos Aires. Las tres aportaremos nuestra dedicación y paciencia femenina a comprender las reglas y hasta desafiarlas. 


Este post va dedicado a Azafata Express y a la escuela de mujeres para mujeres Vilma Azcurra.