miércoles, 12 de noviembre de 2014

Como dos adolescentes

Como si todavía siguiéramos siendo dos adolescentes, el sábado mi amiga Cris y yo tuvimos nuestra primera pijamada de madres. Vino a casa con sus dos hijos. Ella y yo tenemos una amistad de 24 años, hicimos la secundaria en los noventa donde lo importado era mejor que lo nacional, los nombres eran todos en inglés y nuestras noches eran de pijama party. En esas noches eternas nos desvelábamos escuchando música de los Beatles y Elvis (siempre fuimos vintage), mientras comíamos papas Pringles y confites Nerds. Eramos adolescentes y hacía tan poco que habíamos dejado de jugar con las muñecas. Después crecimos y nos fuimos a vivir juntas, hasta que ella se casó. Después vinieron los hijos, los de ella primero.

Esta vez en casa sonaba de fondo Baby Tv. En lugar de prepararnos máscaras faciales de avena o pintarnos las uñas mientras hojeábamos la Super Pop (porque todavía Cris Morena no había acaparado ese nicho en el mercado para adolescentes), cambiamos pañales, juntamos chiches y preparamos mamaderas. Mientras nuestros hijos perseguían hasta el cansancio a la gata, que no es que no responda a sus llamados porque no quiere a los niños sino que es porque es sorda. Nuestros dos hijos varones se bañaron juntos con patitos y ranitas flotantes, cenaron y los acostamos. Las tres mujercitas nos quedamos mirando una de Woody Allen. De pronto una dejó de mirar y cerró los ojos, y entonces Alicia, una sagaz niña de 3 años le dijo a su mamá "mamá, la tía se quedó dormida, despertala". Algunas cosas cambiaron en nuestras vidas, otras no. 24 años después, la que se sigue durmiendo primera en las pijamadas sigo siendo yo.

A la mañana cuando mi hijo abrió sus ojitos le dije que había una sorpresa en el living y fuimos caminando juntos de la mano. Hubiera filmado su carita cuando descubrió que sus amigos seguían ahí, fue como si hubiera visto a Papá Noel. Puede que no recuerde con alegría cuando, recién nacido lo vi por primera vez (porque estaba en shock, porque el grito de la enfermera "mamá mirá a tu bebé" no colaborara, porque lo vi color verde), pero este momento mágico lo tengo grabado en mi memoria.


Este post va dedicado a mis amigas Cris, Eleo, Nati, Ruth y Celina por estos 24 años de acompañamiento ininterrumpido. Me siento tocada por la varita mágica al tenerlas en mi vida.