lunes, 23 de febrero de 2015

Vacaciones

Una añora las vacaciones porque es ahí donde se va a descansar, o al menos a eso iba hasta que tuvo un bebé. Por qué insisten en preguntarte en el trabajo si descansaste, si saben que es imposible. En las vacaciones no está la niñera, ni la abuela, ni el jardín, ni nadie de los que a diario te ayudan. ¿Cómo se me ocurrió pensar que íba a descansar? ¿Cómo pensé que eso era posible si mi hijo arranca siempre a las 7?
Mis primeras vacaciones de madre sola planteaban un desafío extra. Por supuesto que ni rozaban el verano que habíamos planeado, así que pensé que irnos a Neuquén, donde vive la madrina de mi hijo (una de mis mejores amigas), y mi papá, eran una excelente opción. Pero sorpresa, el excelente puede cambiar a pésimo en un abrir y cerrar los ojos. Ni me imaginé que no tener cerca a su universo de adultos referentes lo iba a descalibrar así. Mi hijo, ese ser independiente que me despide agitando su manito cuando me voy a trabajar, se volvió un pequeño koala que sólo quería estar conmigo y a upa. "Mamaaaa" sonaba siempre como un grito urgente, aunque sólo hubiera ido al baño a pretender un pis de intimidad. Todo el día era al borde del llanto, tanto que me quedó resentido el tímpano, lo reconozco. Hace un mes que volví y no soporto escucharlo llorar.
Enseguida vi frustrada mi inmensa necesidad de descansar un poco de él, no quiero sonar cruel pero soñaba con tener una ducha tranquila, una siesta o un amanecer que no fuera al alba. Esas eran mis expectativas de estas vacaciones. Pensé que iba a estar feliz de irse a dar un paseo con su madrina y con su abuelo....no se rían, lo pensaba.
El tiro de gracia fue que se enfermara, dos días con angina virósica y los restantes con fiebre y una infección en el oído. Y cartón lleno, contagiarnos a nosotras dos. La casa de mi amiga terminó siendo una sucursal farmacéutica con cajitas de remedios, pañuelitos, nebulizador y mocos para repartir. Ojo, ella siempre le puso onda "Juntas en salud y en la enfermedad" me dijo riéndose.


Este post se lo dedico a Nati, que acondicionó su departamento para nuestra llegada como si fuera a parir. Te adoro preciosa!