martes, 8 de abril de 2014

Un año y la lactancia

Un año era el tiempo que yo quería amamantar a mi hijo. Me parecía un tiempo suficiente y necesario para su adecuada nutrición. Pero como toda noción del tiempo es abstracta e inútil a menos que tenga alguna relación con la realidad. Mi realidad fue que la lactancia me costó muchísimo, literalmente sangre, sudor y lágrimas. Me costó más que recuperarme de la cesárea. El primer mes no podía vestirme, no aguantaba que nada rozara mis pechos afiebrados, se me habían estallado los pezones y me salía sangre en lugar de leche. El segundo mes seguía usando las pezoneras de silicona lo que suponía un contacto mediado por una cosa de plástico entre mi bebé y yo. El tercer mes, dolían un poco menos pero todavía mi pezón no había copiado la forma necesaria para que la boca de mi bebé lo alcanzara sin problema. Fue alrededor del cuarto mes, cuando las heridas empezaron a sanar que descubrí que un día estaba disfrutando de ese momento maravilloso. Lo miré mientras tironeaba con su boquita mi aerola y se me escaparon un par de lágrimas. Por fin había alcanzado ese momento idílico de conexión mamá-bebé. Pero habían pasado cuatro meses y hoy no sé si estaría dispuesta a pasar por eso de nuevo.
Nada de esto lo sabía ni lo había tenido en cuenta cuando había decidido dar la teta por un año. Tampoco había imaginado que levantarme de tres a cuatro veces por noche (habiendo empezado a trabajar) iba a fastidiarme tanto que deseé que a mi marido le nacieran pechos. Pero me había agarrado con tanta fuerza de la lactancia que la convicción se me convirtió en fundamentalismo y el esfuerzo en tosudez. Lo miraba a mi bebito mamando en la penumbra y pensaba "otra vez? me acabo de acostar" "cuánto más vas a tomar que me quiero ir a dormir, dale, dale, dale". Era evidente que no disfrutaba de ese momento, ni siquiera ahora que ya no me dolían. Estaba claro que no podía seguir sosteniendo así la lactancia. Empecé a sentir que el cuerpo no me daba y que aunque luchara con eso (como dijo una amiga) no quería seguir poniéndole el cuerpo. 
Ahora pasaron 6 meses desde que nació mi bebé y siento que la lactancia y yo empezamos a despedirnos, lentamente. Remplacé las tetas de la noche por mamaderas con leche de fórmula, eso nos permite turnarnos con mi marido y mi hijo duerme algunas horas más. Tenía miedo que si reemplazaba algunas tomas me quedara sin leche (qué mujer no tiene esta fantasía?) pero la verdad es que mi bebito sigue prefiriendo mis tetas y ellas siguen dándole su leche. No sé cuánto tiempo más tomará la teta así en esta nueva modalidad mixta, no lo había pensado, no tengo una cifra en la cabeza. 

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